Este caracol lento de movimientos, vive en los arrecifes de todo el mundo. Emplea el veneno para capturar a sus presas. Reposando en el interior de la concha, el caracol asoma una especie de nariz, llamada probóscide. Un diente afilado en su extremo actúa como un arpón. El veneno, una neurotoxina, viaja a través del diente hacia el interior de la víctima, paralizándola casi de inmediato. Los humanos que sufren su aguijonazo experimentan debilidad, entumecimiento, nauseas y finalmente la muerte en cuanto sus pulmones dejan de trabajar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
que asco de bicho
ostars ahora si que voy con miedo
mola
olle, ta guapa, en una vida pasada yo fui un caracoliyo
jejejejejeeje
eres una mierda si vas a poner un animal escribe los sintomas el tratamienta no esta mierda.
Publicar un comentario