Si alguna vez viajáis a América Central y Sudamérica y os dais un paseito por sus lluviosos bosques tened cuidado si os encontrais con este pequeño anfibio, no lo recojáis: su piel contiene un químico tóxico que pone enfermo o mata a cualquier animal que la toque o la coma. Dos microgramos de esta toxina (una cantidad similar a la de una cabeza de alfiler) podrían matar a un mamífero grande o incluso a una persona.
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